La potencia de los actuales notebooks nos permite prescindir del PC de sobremesa y tener un solo equipo para todo. No obstante, aún adolecen de ciertas carencias. Descubre cómo superarlas eficazmente.
Apesar de que los portátiles lideran las ventas, los PCs de sobremesa siguen siendo ampliamente utilizados tanto en el ámbito residencial como, sobre todo, en el profesional. Los equipos de sobremesa ofrecen algunas cualidades que un portátil como tal no está preparado para ofrecer. Una de las más evidentes es la ergonomía de la que presume un sobremesa gracias a su amplio teclado, ratón externo y, por lo general, gran pantalla. Y es que es innegable que resulta mucho más cómodo y práctico trabajar con un sobremesa que con un portátil sin accesorio alguno.
Otro aspecto importante es el que se refiere al hardware de la máquina, tanto a nivel deprestaciones, como en posibilidades de ampliación y conectividad. En lo que se refiere a las prestaciones, si bien es cierto que los sobremesas de gama más alta siguen resultando mucho más potentes que cualquier portátil, en las gamas intermedia y baja el nivel de rendimiento de estos últimos no tiene nada que envidiar al que ofrecen sus «hermanos mayores». Se sigue manteniendo la máxima de que a igual productividad los sobremesa son algo más baratos, aunque las distancias son cada vez más cortas.
En ampliaciones y conectividad, en cambio, las diferencias son definitivas: un sobremesa tradicional siempre ofrecerá mayores opciones en este sentido, pues dispone de espacio interno para acomodar conectores y bahías que en un portátil serían imposibles. Ahora bien, dado que cada vez es más común tener un portátil, y que su rendimiento nos permite desarrollar prácticamente cualquier tarea, es cada vez más interesante dotarlo de los elementos necesarios para sustituir a nuestro sobremesa. Así solo tendremos que comprar un único PC, el portátil, y podremos amortizarlo mucho mejor utilizándolo tanto cuando estamos trabajando en nuestra mesa de casa como en la oficina, o, incluso, si estamos fuera y necesitamos un equipo ligero y con buena autonomía.
En este práctico os contamos qué accesorios son imprescindibles para convertir un portátil en un verdadero PC de sobremesa, así como varios trucos y consejos para que esta nueva vertiente de vuestro notebook sea lo más productiva posible.
1. Monitor externo
La primera pieza que necesitaremos para convertir nuestro portátil en un sobremesa será unmonitor TFT de cierto tamaño. Aquí nuestra recomendación es comprarlo, como mínimo, de 21 o 23 pulgadas, sobre todo teniendo en cuenta que podemos encontrar modelos de esas dimensiones desde poco más de 100 euros.
Aun así, conviene no escatimar demasiado el presupuesto en este elemento y buscar un modelo lo más grande que podamos pagar, con al menos una resolución Full HD (1.920 x 1.080 puntos) y con un nivel de calidad mínimo. Os recomendamos comenzar mirando la oferta de marcas como Asus, LG, Philips o Samsung, que suelen ofrecer una muy buena relación calidad/precio en sus modelos.
Eso sí, prestad mucha atención a la conectividad de la pantalla. Si nuestro portátil cuenta con salida HDMI, os recomendamos buscar una pantalla con esta conexión digital y dejar de lado el clásico conector D-Sub 15 que un buen número de portátiles ofrece. Esta última salida es analógica y su calidad de imagen es incomparable a la salida digital HDMI. Igualmente, sería muy interesante comprar una pantalla que integre su propio concentrador USB para, así, utilizarlo como punto de conexión de todos los dispositivos externos.
Por último, si nuestro presupuesto nos lo permite y estamos buscando monitores de gama alta, sería una buena idea adquirir uno con un sistema de altavoces integrado. De ser así tendremos un sonido de calidad sin necesidad de elementos adicionales que ocupen más espacio en nuestro escritorio.
2. Teclado y ratón
Esta es, sin duda, la parte más fácil. Lo más recomendable es buscar un kit de teclado/ratónque se adapte a nuestras preferencias de tacto, disposición, dureza de teclas, etc. Siempre que nos movamos en productos de calidad (Logitech, Microsoft o similares), no hay una regla exacta para elegir un teclado ideal para nosotros. Cada persona tiene sus gustos y, al igual que algunos prefieren las teclas grandes y con mucho recorrido, otros se sienten más cómodos con los nuevos modelos de teclas en isla. Lo que sí es interesante es fijarse en la base de conexión al PC.
Así, mientras que algunos kits utilizan un pequeño adaptador USB no más grande que una llave de memoria Flash, otros ofrecen complejas bases que incluso permiten la carga del ratón. Es solo una recomendación, pero los que ofrecen el receptor USB de pequeñas dimensiones eliminan cables de la mesa, ahorran espacio y son más estéticos.
3. Hazte con un soporte
Llegamos a un elemento que probablemente muchos ni se hayan planteado, pero que, sin embargo, es fundamental para convertir de verdad un portátil en un PC de sobremesa. Nos referimos a un verdadero soporte, y no a esas bases que se han popularizado en los últimos años que permiten inclinar el portátil ligeramente para trabajar más cómodamente con él sobre la mesa. Esta clase de bases suele integrar ventiladores, pero lo cierto es que ocupan una gran superficie sobre la mesa, por lo que no son muy prácticas si vamos a trabajar con un teclado y monitor externos.
En su lugar os recomendamos buscar un soporte en vertical u horizontal para colocar bajo el monitor. En el primer caso os adelantamos que en el mundo PC el número de soportes en vertical es francamente reducido. Si buscamos en Google o eBay podremos encontrar algunos fabricantes desconocidos que, al menos, son económicos.
Ahora bien, si somos sibaritas y no tenemos un portátil demasiado grueso, os recomendamos mirar el BookArc de TwelveSouth (cuesta aproximadamente 50 euros). Se trata de un soporte de aluminio para colocar la máquina en posición vertical especialmente diseñado para losMacBook de Apple, aunque siempre que no tengamos un equipo demasiado grueso podremos utilizarlo fácilmente para un gran número de modelos de PC: desde Ultrabooks hasta los equipos más grandes de 15 pulgadas.
Para los que no quieran gastar tanto y busquen algo más casero, siempre existe la opción de recurrir a un producto de la omnipresente IKEA (mirad el siguiente punto). Como alternativa, y cambiando de formato, también tenemos otros diseñados para elevar el monitor sobre la mesa unos centímetros y colocar justo debajo el portátil.
Este es el caso del Targus Universal Monitor Stand (vale aproximadamente 50 euros), que ofrece un zócalo bajo el monitor con bandeja retráctil donde podemos colocar el portátil con la pantalla cerrada. Elegir uno u otro es cuestión de gustos, aunque los de formato vertical resultan más prácticos: son más fáciles a la hora de colocar el portátil, tenemos más libertad para emplazar los cables o acceder a las bandejas y ofrecen mejor refrigeración.
¿Un servilletero como soporte?
En el mercado existen un buen número de soluciones para colocarlo en diferentes posturas, aunque nosotros nos decantamos especialmente por la orientación vertical. En este caso hay pocos modelos que nos ofrezcan esto para el mundo PC, y los que podríamos aprovechar (generalmente provenientes del mundo Mac) suelen tener precios elevados.
Por ello, una idea que circula por Internet desde hace tiempo es recurrir a uno o dosservilleteros Fantastisk de IKEA. Puede sonar a broma, pero por 2 euros la unidad tenemos un soporte fabricado en metacrilato, apto para anchuras muy diversas y que, al ser transparente, apenas llama la atención. Dado que su tamaño es compacto, según las dimensiones del portátil podemos optar por utilizar uno o dos de estos servilleteros. La solución, además de barata, resulta muy práctica y cómoda.
4. Conectividad y accesorios
Llegamos al punto de la conectividad del portátil con el resto de los dispositivos que podamos necesitar. En principio nuestra recomendación es tener un pequeño hub USB de 4 o 5 puertos(desde 30 euros) al que podamos mantener conectados cómodamente elementos como un disco duro externo para copias de seguridad automáticas, llaves de memoria Flash, una webcam, el cable del móvil, etc. Si nuestro monitor no incluye un replicador de puertos USB esta será la única manera, no ya de conectar más dispositivos de los que permiten los escasos puertos USB que incluye el portátil, sino de hacer que la conexión y la desconexión de todo sea mucho más cómoda.
De esta manera, cada vez que nos llevemos el portátil, con solo desconectar el cable USB que va al concentrador estaremos desconectando todo de golpe. Igualmente, si vamos a moverlo mucho, probablemente sea una buena idea comprar un adaptador de corriente compatible que podamos dejar de manera fija en nuestra mesa (o mejor bajo ella), y, así, poder recoger todos los cables del equipo cómodamente sin necesidad de tener que quitar enchufes cada vez que tengamos que salir por la puerta. Podemos encontrar adaptadores desde 40 o 50 euros (depende del voltaje y el conector de nuestro equipo), por lo que no es una inversión demasiado elevada.
Por último, como conexión de red os recomendamos utilizar WiFi pues, salvo casos muy concretos, nos ofrecerá todo el rendimiento que necesitemos sin necesidad de andar conectando cables adicionales. Solo en el caso de que estemos conectándonos a Internet a través de redes muy rápidas o necesitemos mover datos contra un NAS u otro equipo de la misma red, será recomendable plantearnos utilizar un cable Ethernet que vaya directamente hasta el router para ofrecernos la máxima velocidad de conexión.
5. Configuración del software
Para finalizar, queda ajustar nuestro equipo para que podamos seguir trabajando con él con la pantalla cerrada. Y es que, tanto si optamos por un soporte vertical como horizontal, por defecto Windows suspenderá el PC nada más bajar la tapa. Para resolver esto tendremos que ir aInicio/Panel de control/Sistema y Seguridad/Opciones de energía y pinchar en la parte izquierda, sobre Elegir el comportamiento del cierre de la tapa.
Tras pinchar en esta opción veremos una nueva ventana donde, en la zona inferior, podremos decidir qué hará la máquina al cerrar la tapa. Tanto para el uso con batería como con corriente alterna, indicaremos en el desplegable No hacer nada, con lo que Windows mantendrá el equipo en funcionamiento, sirviéndose del monitor, el teclado y el ratón externos que le habremos conectado.
Por último, para no tener que utilizar el botón de encendido cada vez que nos sentemos a trabajar, obligándonos a extraerlo del soporte, abrir la pantalla, etcétera, os recomendamos suspender el equipo en lugar de apagarlo. No solo tardaremos muy poco en tener la máquina lista, sino que se mantendrán abiertas las aplicaciones. Para ello, basta ir al menú Inicio y pinchar en la flecha de Apagar. Se desplegará un menú, donde encontraremos la opción Suspender.
Dos monitores sobre la mesa
Una de las limitaciones que podemos encontrarnos al utilizar un portátil como sobremesa es el número máximo de monitores a conectar. Salvo para los últimos MacBook Pro de Apple con conector Thunderbolt, a los que podemos conectar en cadena hasta dos monitores que utilicen esta interfaz, en el resto de los equipos tendremos la oportunidad de conectar una única pantalla por los medios convencionales.
Por ello, y si realmente necesitamos tener dos monitores y contamos con sitio en la mesa para ello, una buena opción pasa por hacernos con un soporte elevado que coloque nuestro portátil con la pantalla abierta en una posición cómoda para consultarla junto a la fija.
En Windows se extenderá por defecto el Escritorio, pudiendo mover las aplicaciones de una pantalla a la otra, y dejar en la más pequeña (la del portátil), ventanas como la del correo o el navegador web, mientras en la principal mantenemos la aplicación con la que estemos trabajando. Uno de estos soportes es el Kensington SmartFit, que es compatible con la mayoría de los modelos y resulta realmente práctico para esta situación.
Fuente:PCActual
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